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  • Foto del escritorCon el verbo en la piel

Sexo placentero positivo: dos historias con VIH

A los ocho años la mayoría de los niños y niñas juegan sin preocupación alguna. Sin embargo, además de vivir como una niña esa edad L'Orangelis Thomas Negrón tenía que tomarse unos medicamentos. En un principio no sabía para qué eran, pero más tarde cuando aprendió a leer, escribir y utilizar un diccionario se dio a la tarea de traducir las instrucciones de las pastillas que ingeria a diario... ahí se entero que vivía con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Un año más tarde, su madre le confirmó la información. 

Para ella el VIH siempre ha estado presente, desde chica recuerda como su madre, quien falleció de la condición, trabajaba en organizaciones que atendían a personas VIH positivo. Sin embargo, reconoce que sí hubo cosas las cuales asoció después; sus cubiertos segregados, la constante conversación sobre la muerte y la frecuencia con la que tomaba medicamentos en relación con el resto de las personas que convivían con ella.

El VIH es una retrovirus que ataca al sistema inmunitario de la persona, por lo tanto destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones causadas por estos agentes externos. A lo largo de sus 30 años, L'Orangelis ha tenido tres momentos trascendentales. Recuerda que el primero fue a los 13 años en la escuela intermedia cuando fue parte de un grupo de estudiantes que, en una iniciativa de la clase de salud, ofrecían charlas por los salones sobre sexualidad y el consumo de drogas. "En aquel momento era desde una perspectiva diferente, pero esa fue una de mis primeras experiencias hablando del tema. También en aquel entonces yo no le decía nadie que tenía VIH", contó. Tanto así que incluso cuando su mamá falleció nadie en su escuela supo las razones. 

"Pienso en el 2008 como un año un bien clave en mi vida porque tuve un intento de suicidio, pero también fue el año en que salí del clóset del VIH. Ese 1ro de diciembre salí en todos los medios de comunicación de este país", sostuvo.

Luego de ese intento de arrebatarse la vida, Lora comenzó a asistir a un grupo de apoyo. Allí le hicieron el acercamiento para que contara su historia. En un principio pensó que seria una co versación ante un grupo pequeño, así que cuando llegó a dicha actividad se sorprendió con la cantidad de gente que había presente. Entre risas dice que al parecer ella no entendió bien cuando le hicieron la invitación participar del evento. Al cabo de unas horas su teléfono no dejaba de sonar, desde amistades reclamándole la falta de confianza y el porqué no le habían contando, hasta exparejas pidiendo explacaciones. 

En en el 2012 participó por primera vez de una conferencia internacional del VIH en Washington, y partir de ese momento comienza a verse como activista. Ese mismo

activismo le ha servido para conocer y conectar con gente de otros países y Puerto Rico. 


"Ahora mismo desde el activismo trabajo con las personas que ya viven con VIH, desde velar por los derechos, dar talleres a mujeres positivas para que se sientan más cómodas con su sexualidad hasta generar los espacios para que los jóvenes puedan ventilar, educarse y obtengan más conocimientos. También ofrezco talleres sobre los problemas de salud mental que nos pueden afectar, efectos secundarios de los medicamentos, y partir de ahí hablamos de la anatomía del cuerpo, el placer sexual, del orgasmo, del clítoris, técnicas de autoestimulación y el uso de juguetes sexuales".

Los talleres de autoexploración tienen mucha validez para Lora, y es que a través de la conversación muchas mujeres comienzan a mirar su cuerpa, su sexualidad y su vulva con otros ojos. "A muchas mujeres les gusta porque es una conversación que no se tiene. Muchas de ellas con esos talleres hablan de sus experiencias, su preocupación y miedo a infectar otra persona. De hecho, hay muchas mujeres adultas que sus parejas fallecieron y no han vuelto a retomar su vida sexual,  y de momento no es una conversación cómoda, pero sí necesaria, pero para que sea más llevadera trato de integrar el arte. En ocasiones doy el taller de autoexploración vagina", agregó.


Gracias a las técnicas ofrecidas en uno de los talleres de autoexamen en Argentina, una de las participantes pudo reconocer una anomalía en el su vagina y tratar un cáncer a tiempo. Esta iniciativa del autoexamen vaginal salen del trabajo que diversas mujeres en y fuera de Puerto Rico hacen en comunidades para la justicia reproductiva.


"Los talleres sirven para crear una conexión diferente con su vagina... de normalizar el tocar, mirarla, chequearla y conocerla".


Socialmente existe el estigma de las personas que viven con el VIH no pueden tener vida sexual. Los procesos preventivos deben ser de ambas partes, la carga no recae en una sola persona.


"La razón principal por la cual yo uso condón es para cuidarme yo, pero también reconozco que mucha gente piensa que yo tener VIH debo tener mayor responsabilidad al momento de tener relaciones sexuales. Yo pienso que no, que cada quien tiene

el mismo nivel de resposabilidad".

 

Durante el 2007 y el 2016 se llevaron a cabo tres estudios en Estados Unidos sobre la transmisión del VIH entre parejas, donde uno, tenía el virus y el otro no. En los estudios no se produjo ningún de transmisión, y es que una persona indetectable no transmite el virus. Esto ha logrado que muchas personas que viven con VIH puedan disfru ar del placer sexual como cualquier persona. Es importante recalcar que todo ser humano tiene el derecho gozar del sexo placentero, independientemente si tiene alguna infección de transmisión sexual o no. 


"Yo me tomo los medicamentos no es para yo estar indectatable y no transmitir el virus a otra persona, es porque me quiero sentir mejor. Mi compromiso es conmigo y todo el mundo debería tener el compromiso consigo porque para mí esto es una cuestión

de salud. Así como yo no dejo mi salud en manos de otras personas, otra persona no debería dejar su salud en mano de otras personas".


Además de los talleres, L'Orangelis tiene un proyecto que nació luego de que una amiga le regalara una copa menstrual. Fluir Mas es un proyecto desde las entrañas, donde ella utiliza su propia sangre mentrual VIH positiva para crear dibujos para canalizar y expresar sus pensamientos, emociones relacionados a los ciclos que forman su vida. 


"Comencé hacerlo a nivel terapéutico, porque me gusta hacer cosas con las manos, pero no estaba consciente del impacto que podía tener y así lo incorporé en los talleres para mujeres, un poco para poder retratar nuestras identidades", concluyó mientras terminaba de preparar jabones y velas aromáticas.



Desde la acera del frente


Por años nos han hecho creer, muy prejuicidamente, que el VIH ha estado vinculado solo a la homosexualidad. Según el Departamento de Salud de Puerto Rico desde la década del 80 hasta el 2017 se reportaron cerca de 48 mil casos de VIH positivo en Puerto Rico. Lo que muchas veces no cuentan es que la necesidad económica hace a las personas tomar decisiones que pueden cambiales la vida para siempre... positiva.


Este es el caso del escritor queer y traductor, David Caleb Acevedo, quien luego de quedarse sin empleo en el 2003 y no encontrar, decidió desesperadamente hacer trabajo sexual en las calles de Río Piedras. En una de esas transacciones sexuales se contagió con VIH. Fue gracias a una gripe que le duró cerca de un mes que visitó el médico, y entre los exámenes de rigor le diagnosticaron la presencia del virus.



Desde entonces hace, un tipo de activismo "invisible", pero que está presente para quien lo necesite.


"A veces cuando hay personas me conocen y que salen positivos y vienen donde mí, yo soy esa persona con la cual tiene esa primera conversación que les baje las revoluciones. Yo he sabido faltar a mi trabajo y coger días de vacaciones para ir a la primera cita de esa persona que se me haya acercado... es un activismo invisible pero sucede", mencionó David.


A través de la literatura encontró una forma de apalabrar lo que sentía, en su novela Diario de una puta humilde, David narra sus memorias del sexo y experiencias 

como sobreviviente del VIH. Desde el 2014 es indetectable, es decir intrasmitible.


"Cualquier persona puede vivir una vida chévere y bastante placentera con VIH, el problema es cómo lograr que las personas se hagan la prueba y tomen posesión, o mejor dicho, asuman su propia salud celular y salud sexual. Yo entiendo que uno no debe y ni puede renunciar a la vida sexual cuando tiene VIH. El VIH en Puerto Rico no es una sentencia de muerte, aunque sí tengo claro que en ese sentido somos un país privilegiado si nos comparamos con otros países", puntualiza. 



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